lunes, 31 de enero de 2011

FELIPE EL EVANGELISTA

FELIPE EL EVANGELISTA
HECHOS 6:5

Elección de siete diáconos

1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. 2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. 3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. 5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; 6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. 7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
HECHOS 8:4-40

Predicación del evangelio en Samaria

4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. 5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. 7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 8 así que había gran gozo en aquella ciudad. 9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 10 A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. 14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; 23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. 24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí. 25 Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.


Felipe y el etíope

26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 31 El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. 32 El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. 33 En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. 34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. 40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.

NO SE VAYA AL CIELO SOLO
Por el pastor Adrián Rogers
En Hechos 8, leemos cómo Felipe guió al etíope eunuco al Señor. Existen tres consagraciones reflejadas en la vida de Felipe con los cuales quiero desafiarle a usted esta semana.
Anótelos y diga: “Por la gracia de Dios, voy ha hacer estas tres cosas esta semana.” Luego, escríbalo y cuéntenos qué es lo que Dios ha hecho por su intermedio.
Si usted renueva esta consagración cada mañana, Dios cambiará dramáticamente su vida.

INCLÍNESE A LA LLAMADA DEL ESPÍRITU
Felipe tuvo oídos para escuchar la palabra de Dios. Hechos 8:26 dice: “Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.” Y Hechos 8:29 dice: “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro.”

Felipe estuvo en medio de un avivamiento en Samaria, y Dios le llamó porque su corazón era lo suficientemente sensible como para escuchar la voz de Dios. Felipe no sabía nada acerca del plan de Dios, porque los planes de Dios muchas veces son desconocidos. Dios sólo le dijo:“Levántate y ve.” Y Felipe se levantó y fue. ¿Haría usted eso?
Los cristianos no necesitan una explicación de parte de Dios cuando Él llama. Mas bien necesitamos decir: Dios, lo haré. Dondequiera que desees que vaya y lo que quieras que haga. Si me lo explicas, está bien, y si no, asimismo está bien. Dios, voy ha hacerlo.
Ahora, quiero advertirle acerca de este llamado. Necesita asegurarse de que lo que escucha no es una idea que se le ha ocurrido. Ya que, así como es malo adelantarse a Dios, también lo es andar retrasado a su llamado. Mas cuando usted está lo suficientemente cerca de Dios como para escucharle hablar, usted necesita obedecer.

SEA INSISTENTE POR LA CAUSA DEL ESPÍRITU
Hechos 8:35 dice: “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.”¿Sabía que el Espíritu Santo posee una determinación inquebrantable? Y tiene una sola causa. Juan 15:26-27 nos dice cuál es: “Pero cuando venga el Consolador, a quien Yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, Él dará testimonio acerca de Mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.”
Segunda Crónicas 16:9 dice: “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con Él.”  El Espíritu Santo está preparando a alguien en su oficina, su colegio, el vecindario o su familia. ¿Será usted sensible a su causa para testificar cuando Él llame?
 Ya es tiempo de que nos emocionemos con lo que emociona a Dios, y eso es traer personas a Jesucristo. Necesitamos inclinarnos a la llamada del Espíritu y ser insistentes a causa del Espíritu. 

SEA INSTANTÁNEO AL MANDATO DEL ESPÍRITU

Hechos 8:29 dice: “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro.” ¿Qué es lo siguiente que pasó? “Acudiendo [corriendo] Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?” (Hechos 8:30).
Felipe no se tomó su tiempo para darse una caminata. El corrió. ¿Por qué? ¡Porque el carruaje estaba en movimiento! Hubo una fracción de segundo, y Dios quería obediencia instantánea. Cuando el Espíritu le dijo que fuera, Felipe fue.
Si Felipe hubiera sido como la clase de cristiano que muchos son hoy, él pudo haber dicho: “No puedo ir. Él es un hombre rico, y yo soy un predicador pobre. Viaja en un carruaje dorado, al que no puedo subir.” Pero las riquezas no impidieron que Felipe fuera.

A su vez pudo haber dicho: “El es de una raza diferente, y no me siento cómodo hablando con alguien de otra raza.” Con todo, la raza no fue impedimento para que él fuera. O él pudo haber dicho: “No quiero molestarle. El está leyendo y parece estar muy ocupado.”
¿Cuántas oportunidades maravillosas hemos dejado pasar? Tres cosas que deseo que haga esta semana: inclínese a la causa del Espíritu, sea insistente por la causa del Espíritu, y sea instantáneo al mandato del Espíritu. No se vaya al cielo solo: llévese a alguien con usted.
Dr. Adrián Rogers
0208 DON’T GO TO HEAVEN ALONE
Versión al español publicada Mayo 2012
http://www.elamorquevale.org/   



HECHO 21:8

Viaje de Pablo a Jerusalén
8 Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. 9 Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.

jueves, 20 de enero de 2011

RECIBAMOS LA PALABRA DE DIOS CON MANSEDUMBRE

¿Desde hace cuanto tiempo eres creyente en Jesucristo? ¿Cuantas predicaciones has escuchado desde entonces? ¿Cuanto has leído de la Biblia? Ahora, una pregunta mucho más importante ¿Cuanto de todo lo que has aprendido de las Escrituras has puesto práctica?
La Palabra del Señor es eficaz para transformar la vida de los creyentes. Lo normal es que, a mayor cantidad de años expuestos a la enseñanza de la Biblia, mayores cambios en la conducta del creyente. Sin embargo, un gran número de “cristianos” no evidencian cambios significativos en su manera de pensar y de vivir. ¿Por qué es esto así? ¿Acaso la Palabra de Dios ha perdido su poder transformador? ¿Es que la Biblia ha dejado de ser eficaz en nuestro tiempo?

¡De ninguna manera! la Palabra de Dios sigue y seguirá siendo poderosa para transformar al creyente. Por lo tanto, el problema no está en ella sino en nosotros. Específicamente en la actitud con la que nos acercamos a su enseñanza y en el concepto que tenemos de ella.
El cristiano debe adoptar una actitud correcta al acercarse a las Escrituras si lo que pretende es obtener de ella toda bendición disponible. Te invito reflexionar sobre tu propia actitud hacia la Palabra de Dios.
En Santiago 1.19-27, Jacobo, el hermano del Señor, enseñó a los cristianos judíos del primer siglo a adoptar una actitud correcta hacia la Palabra de Dios. La palabra había sido sembrada en sus corazones; para que germine y de fruto era necesario que tuvieran la actitud correcta.
Una actitud correcta a la Palabra de Dios se evidenciaría en tres aspectos: (1) debían recibir la Palabra con mansedumbre (vv. 19-21), (2) debían obedecer la Palabra (vv. 22-25) y (3) mostrar una conducta diferente como muestra de fe genuina (vv. 26-27).
Los tres primeros versículos nos exhortan a que...

Recibamos la Palabra de Dios con mansedumbre (vv. 19-21)
El texto de la Nueva Versión Internacional dice:

19 Mis queridos hermanos, tened presente esto: Todos debéis estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojaros; 20 pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere. 21 Por esto, despojaos de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que podáis recibir con humildad la palabra sembrada en vosotros, la cual tiene poder para salvaros la vida.

Los creyentes a los que Santiago escribe se reunían seguramente en casas particulares. Aun no habían templos donde congregarse como iglesia. Tampoco tenía un programa de culto definido. Sus reuniones eran similares a las de la sinagoga judía donde se leían las Escrituras y posteriormente se reflexionaba.
Lo que debía ser un momento de reflexión en la Palabra, con frecuencia se tornaba en discusión estéril y hasta nociva para la edificación. Todos opinaban hasta el punto de acabar discutiendo furiosamente.
Sin duda alguna, esa actitud no era la correcta para aprender y edificarse en las Escrituras. Por eso, Santiago les exhorta a adoptar una actitud correcta hacia la Palabra de Dios. Para ellos les ordena:

1. «Todos debéis estar listos para escuchar» (v. 19b)
2. «y ser lentos para hablar» (v. 19c)
3. «y para enojaros» (v. 19d)
4. «despojaos de toda inmundicia y de la maldad» (v. 21)

Escuchar atentamente la Palabra de Dios (v. 19b)

Lo primero que los cristianos judíos debían hacer para adoptar una buena actitud hacia la Palabra era escuchar atentamente la Palabra de Dios (v. 19b). Debían ser dóciles en la recepción de la Palabra, prestarle absoluta atención a lo que la Palabra tenía que decirles.
Escuchar con atención implica estar atento a lo que la Palabra nos enseña, nos reprende, nos corrige y nos instruye (2 Tim. 3.16). He enfatizado el pronombre personal "nos" porque la actitud correcta hacia la Palabra divina requiere que seamos nosotros mismos las primeras personas en las que pensemos al aplicar las Escrituras.
Es por eso que al recibir la Palabra de Dios a través de cualquier medio, sea oral (predicación, estudio, etc.) o escrito (lectura diaria de la Biblia, o de un artículo, libro cristiano, etc.) debemos inmediatamente preguntarnos ¿Qué me enseña esta Palabra? ¿Qué reprende en mi vida? ¿Qué pretende corregir en mi? ¿Qué quiere que haga inmediatamente? Pues soy yo la primera persona a la que la Palabra debe impactar y producir cambios de conducta y pensamiento.
Escucha atentamente lo que Palabra de Dios tiene que decirte a tí. Si recibes la Palabra con una actitud distinta tu atención se desviará de lo que es realmente importante: lo que Dios tiene que decirter a tí.

Ser tardos para comenzar a hablar (v. 19c)

Santiago ordena a sus lectores "ser lentos para hablar". No piense el lector que se refiere a que debían hablar lentamente. No, la idea es "ser tardos para comenzar a hablar". Habiendo escuchado la Palabra debían tomarse tiempo en reflexionar, para evitar hablar cosas ligeras acerca de Dios.
Hablar por hablar es siempre un problema. Lo es aun más cuando discutimos sobre temas bíblicos. Por eso, Santiago ordena a sus lectores que no hablen lo primero que venga a sus cabezas. No sea que sus Palabras estén alejadas de la verdad de Dios y provoquen necias discusiones.
El texto nos advierte sobre el peligro de hablar neciamente y nos exhorta ha estar plenamente conscientes de las palabras que decimos. No dice que debamos callar, más bien, que seamos sabios al hablar.
Mide bien tus palabras, recuerda que sobre cada una de ellas darás cuenta a Dios (Mt. 12.36). Tu hablar debe ser el que edifica, no el que destruye y siembra disensión.

Ser lentos para enojarse (v. 19d-20)

Las discusiones sobre la Palabra, cuando no se enfrentan con la actitud correcta, pueden acabar en un verdadero pleito. Esto precisamente, es lo que Santiago quiere evitar. Por eso exhorta a sus lectores a ser lentos para enojarse.
Las palabra dichas a la ligera con frecuencia encienden los ánimos y terminan con un un ataque de ira. Santiago nos pide que sepamos contenernos cuando estamos airados.
He sido testigo de estudios bíblicos donde algunos de sus participantes se retiran muy enfadados o terminan insultándose unos a otros. La razón: no han recibido la Palabra con una actitud de mansedumbre, al contrario, han tomado las Escrituras para defender sus propias opiniones. Algunas veces incluso hasta tergiversando los textos bíblicos para ganar una discusión.
Esta actitud hacia la Palabra no produce la vida justa que Dios quiere en sus hijos. Santiago lo dice claramente: "la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere" (v. 20). Cuando una persona permite que la ira lo gobierne, deja de ser guiado por Dios y el fruto de sus palabras sera disensión y pecado (Prov. 29.22).
Debemos controlar nuestro temperamento estando listos para escuchar, y siendo lentos para hablar y enojarnos. Pide al Señor sabiduría y humildad, y que sea él quien tome control de tus pensamientos y de tus palabras.

Despojarse de todo pecado (v. 21a)

Santiago ordena a sus lectores que se despojen además, de toda inmundia moral que ensucia sus almas y que dejen de lado todo la maldad que arruina sus vidas. Él desea que se quiten de la inmundicia interna y del mal externo que prevalece a su alrededor y que los influencia. Ya que toda clase de maldad impide que la Palabra sembrada en su corazones produzca una vida justa.
La palabra "despojaos" puede también traducirse como "desnudarse" o "desvestirse"1. Con está metáfora Santiago nos ilustra una gran verdad:

Cuando nuestra ropa está sucia debemos quitárnosla para lavarla y ponernos ropa limpia. Cuando la vida está llena de inmundicia, de malicia y de toda cosa sucia e inaceptable para Dios, no podemos hacer lugar a lo limpio y nuevo hasta que no nos hayamos quitado la ropa vieja (...)
Lo que debemos despojarnos es de toda suciedad y la maldad que sobreabunda. Ambas, suciedad y maldad, se refieren sin duda al pecado. No es un poco de suciedad lo que debemos limpiar, sino toda la suciedad. No es poca la maldad que mantenemos, ella sobreabunda. Las declaraciones tajantes y extremas de Santiago son para llamarnos la atención. Todos concedemos que algún mal habremos hecho. Pero reconocer todo el mal que se ha hecho, y reconocer que el mal que tenemos es sobreabundante sólo puede hacerse “en mansedumbre” y siguiendo el mandato bíblico.2

El texto bíblico de Santiago nos dice como debemos recibir la Palabra de Dios: con mansedumbre. Y nos revela la manera en que podemos conseguirlo. La ejecución de estas cuatro acciones, 1. Escuchar atentamente la Palabra de Dios (v. 19b), 2. Ser tardos para comenzar a hablar (v. 19c), 3. Ser lentos para enojarse (v. 19d-20) y 4. Despojarse de todo pecado (v. 21a); nos prepará para que recibamos la Palabra de Dios con mansedumbre (vv. 21b).

Después de despojarnos de todo estorbo, es necesario recibir con humildad la Palabra. Debemos encarnar esa Palabra en nuestra vida, hacerla nuestro pan, nuestro aire.
La Palabra de Dios no solamente nos salvará de la condenación eterna, es viva y eficaz para restaurar y transformar nuestra vida en este mundo. Sí, la aplicación de la Palabra divina tiene beneficios eternos y terranales. Es poder de Dios para salvación y transformación.
Pero es necesario recibirla con mansedumbre. Sometiendo nuestros pensamientos y conducta a sus demandas. Esto es recibirla con mansedumbre.

Amigo lector ¿Cuál es tu actitud ante la Palabra de Dios? ¿Eres de los que la escuchan atentamente para evaluar tu vida a través de ella o de quienes apenas la escuchan una vez a la semana? Te animo a que cambies tu actitud hacia la Biblia y la recibas con mansedumbre. Para ello debes hacer algunos cambios en tu vida:

1. Escucha atentamente la Palabra de Dios (v. 19b)
Cada vez que escuches una predicación o leas la Biblia responde las preguntas:
¿Qué me enseña esta Palabra?
¿Qué reprende en mi vida?
¿Qué pretende corregir en mi?
¿Qué quiere que haga o deje de hacer inmediatamente?

2. Se tardo para comenzar a hablar (v. 19c)
Pide al Señor sabiduría cuando estés en un estudio bíblico y debas decir algo.
Recuerda que el propósito es edificar no provocar la ira de los demás.

3. Se lento para enojarte (v. 19d-20)
Pide al Señor que controle tu temperamento. Si estás muy enfadado, es mejor no hablar.
Hazlo una vez que estés más tranquilo y hayas elegido las palabras y la forma de decirlas.

4. Despójate de todo pecado (v. 21a)
Examina tu vida. Abandona todo hábito o actitud de pecado.
Debes desvestirte rápidamente de todo pecado confesándolo al Señor y pidiendo su perdón.
Él es fiel y justo para perdonarte y limpiarte de toda maldad.

REFLEXIONES EN LA PRIMERA CARTA DE JUAN

Introducción:
La primera carta de Juan nos trae un estudio muy completo acerca de las falsas Doctrinas que tanto daño le hacen hoy a la Iglesia de Jesucristo.

Distintivos de un cristiano

Los lectores originales de 1 Juan sufrían ataques en el campo teológico, ético y moral, causados básicamente por los falsos maestros. Algunos de estos ataques habían surgido de maestros dentro de la misma iglesia (4:1; 2:18, 19) y otros la atacaban desde afuera. Jesús había hablado de estos problemas (Mateo 7:15ss) y el apóstol Pablo también había advertido a la iglesia que tuvieran cuidado, porque entrarán en medio de ustedes lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño y dentro de la misma iglesia –afirmó el apóstol– se levantarán algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan (Hechos 20:29, 30 NVI). ¡La falsedad es una amenaza constante!

1. El primer gran problema que enfrentaba la iglesia tenía que ver con los falsos maestros y la falsa doctrina que estos enseñaban. Juan afirma que han salido por el mundo muchos falsos profetas (4:1) y que muchos son los anticristos que han surgido ya (2:18), a quienes no vacila en identificar como el espíritu del engaño en contraposición al Espíritu de la verdad (4: 6). La iglesia era atacada en el fundamento básico de su fe: la deidad de Jesucristo. Los falsos maestros pretendían minimizar la persona y la obra de Cristo en la cruz (4:10). Negaban que Jesús era el Cristo (2:22, 23) y no confesaban que era el Hijo de Dios, venido en cuerpo humano (4:2, 3, 15). Juan les sale al paso y dice: Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre (2:23). Y añade: Este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo (3:23). Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre. Ésta es la promesa que él nos dio: la vida eterna. Estas cosas les escribo acerca de los que procuran engañarlos… (2:26, 27). Al final dice: Este es el verdadero Dios y la vida eterna (5:20c).

Ante el problema de los falsos maestros, la exhortación del apóstol es a la fidelidad al Señor. Por eso comienza su carta hablando de su testimonio personal respecto a lo que había visto, oído y palpado tocante a Jesucristo (comp. 1 Juan 1:1-4) y la termina afirmando que Jesucristo es el Dios verdadero y la vida eterna (1 Juan 5:20). ¡Apártense de los ídolos!

2. Otro gran problema que enfrentaba la iglesia se refería a los falsos profesantes y la conducta que asumían. Es claro que algunos no vivían como auténticos cristianos. Esto se evidenciaba en dos grandes vertientes que afectaban radicalmente la conducta cristiana. Una tenía que ver con la liviandad moral manifestada en la subestimación de la realidad y la seriedad del pecado en la vida humana y la eficacia del sacrificio de Cristo. El otro problema tenía que ver con la liviandad relacional (social) y se manifestaba en la falta de amor entre los hermanos. Ahora el apóstol hace hincapié no sólo en la fidelidad, sino en la sensibilidad cristiana de las personas tanto consigo mismas como con sus semejantes.

Por una parte, había los que tenían un concepto equivocado del pecado. Mientras algunos pensaban que ya eran perfectos, que el pecado nada tenía que ver con ellos (comp. 1:8), otros pensaban que podían estar en buena relación con Dios y a la vez vivir desordenadamente, manteniendo una conducta de pecado (comp. 3:7-10). Esto reflejaba una filosofía reinante en aquellos días: el hedonismo. Juan advierte con claridad que no es posible ser luz y a la vez vivir en tinieblas, practicar el pecado y al mismo tiempo tener buena relación con Dios (1:5-10). Por eso, el que afirma que permanece en él, debe vivir como él vivió (2:6 comp. 4:17).

Por otra parte, había los que tenían un concepto equivocado del amor a Dios y al prójimo. Algunos pensaban que podían hablar de su amor a Dios sin preocuparse del amor al prójimo. Juan afirma que la falta de amor entre los hermanos, evidenciaba la falta de amor a Dios. Por eso, escribe insistentemente acerca del amor los unos a los otros. Tres veces, en su carta, dedica unos párrafos con un mensaje muy claro respecto al amor a los hermanos (2:9, 10; 3:11-18; 4:7-21). La iglesia necesitaba reflexionar respecto a la práctica de su fe, en especial el amor a los hermanos. Así que, el que ama a Dios, ame también a su hermano (4:21).

Entonces el desarrollo de la Carta, el apóstol Juan apunta a la solución de tres problemas fundamentales: Un concepto equivocado respecto a Cristo, dador de la vida; un concepto equivocado respecto al pecado, destructor de la vida; y un concepto equivocado respecto al amor, manifestador de la vida. Juan dice que escribió para que sepan que tienen vida eterna en el Hijo (5:13), para que no pequen (2:1) y para que tengan comunión con nosotros (1:3) de modo que nuestra alegría sea completa (1:4).

¿Qué significaba ser realmente cristiano? ¿Quiénes podían afirmar la certeza de su salvación? Juan evaluó la certeza de la salvación de los cristianos del primer siglo, a través de tres pruebas claras y convincentes:
1) La prueba teológica: si creemos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios venido en cuerpo humano.
2) La prueba moral: si practicamos la justicia mediante la obediencia a los mandamientos de Dios. ¡Si obedecemos la Palabra de Dios!
3) La prueba social: si nos amamos los unos a los otros.

Entonces, Juan evaluó la iglesia de sus días y respondió con fidelidad al evangelio y sensibilidad a la realidad de sus hermanos. ¿Qué haremos nosotros? Sobre la base de la experiencia de Juan reflejada en su carta, hay por lo menos tres conclusiones que podemos visualizar:

1. Cada generación de cristianos debe responder con la verdad del evangelio a las falsas enseñanzas que amenazan a la iglesia.
Los cristianos somos conscientes que vivimos en medio de un mundo hostil a la verdad del evangelio. ¡La falsificación abunda...! Por eso, es necesario que conozcamos bien las verdades del evangelio y al mundo que nos rodea, a fin de responder con la verdad. Debemos comprender lo que ofrece Dios y lo que necesita el ser humano. Entonces, en nuestra respuesta evangélica debemos mantener fidelidad a la Palabra y sensibilidad a las realidades humanas.

2. Jesucristo es la única respuesta al problema del pecado en la vida humana en cualquiera de sus manifestaciones.
¡Cristo murió en sacrificio por nuestros pecados! Tenemos la plena convicción que por el sacrificio de Jesucristo, Dios ha resuelto el problema del pecado y ha dado la vida eterna a todos los que lo confiesan como Salvador y Señor. ¡La vida se manifestó en Jesucristo! Los seres humanos necesitamos la vida abundante y ésta sólo se encuentra en Jesucristo. ¡Cuánto se ha desdibujado al Cristo de la revelación escrita! Es necesario proclamar y seguir al Cristo que presenta la Biblia, no al que la imaginación humana ha dibujado.

3. Los cristianos debemos ser conocidos por lo que decimos y hacemos en relación con nuestros hermanos.
La persona auténticamente cristiana manifiesta coherencia entre sus dichos y sus hechos, entre lo que cree y lo que vive. El cristianismo no es una teoría, es un estilo de vida que sigue los pasos de Jesucristo. Debemos pensar nuestra fe para que sea comprendida, pero debemos vivirla para que sea imitada en medio de las realidades cotidianas.

De las tres pruebas que Juan presenta para distinguir al verdadero cristiano, dos tienen que ver con lo que hacemos respecto a nuestra fe. Una se refiere a la justicia, es decir, la obediencia a la Palabra de Dios y la otra se refiere al amor a los hermanos. Esta última sobresale. Tres veces en la carta, el apóstol presenta una argumentación formal sobre el tema del amor a los hermanos (2:9, 10; 3:11-18; 4:7-21).

¿Entonces, qué debemos hacer?

1. En sus primeros años, la iglesia fue amenazada por una falsa doctrina que negaba a Jesucristo venido en cuerpo humano. También el mundo, con su sistema de valores anti-Dios, arremetía contra la iglesia. Juan identificó estos dos problemas y ofreció una respuesta cristiana muy clara en las perspectivas teológica, moral y social. Con rostros diferentes, estos problemas se manifiestan en nuestro tiempo. Hay una proliferación de ideologías, enseñanzas y doctrinas falsas que amenazan a la iglesia de Jesucristo. Por otra parte, el mundo de hoy tiene un sistema de valores abiertamente opuesto a los principios del evangelio: el evangelio presenta verdades absolutas, mientras que la sociedad está sumida en la subjetividad y el relativismo. Muchas de estas amenazas contra la iglesia se presentan de manera encubierta, solapada, en nombre de un redescubrimiento de la verdad de la Biblia. ¡Tengamos cuidado! ¡No confundamos la palabra profética, con las palabras profanas! Mientras sigue su peregrinaje cristiano, no deja de reflexionar en estas preguntas: ¿Cuáles son realmente mis creencias cristianas, son verdaderamente bíblicas? ¿Cuáles son algunas características o maneras de pensar de la sociedad contemporánea? ¿Cuáles son algunos movimientos y doctrinas que hoy amenazan a la iglesia de Jesucristo? ¿En qué sentido puede decirse que estos movimientos están afectando a la iglesia de la cual usted es miembro? ¿Qué estoy haciendo para poner en alto mi fe?

Con mucha frecuencia se observa a “cristianos” que fácilmente se dejan mover de sus convicciones por doctrinas y movimientos “teológicos” que van apareciendo. Esto sugiere que hay una cierta inseguridad de lo que esos cristianos creen. Reflexione sobre sus convicciones de fe cristiana. ¿Cuáles son los principios básicos de su fe que lo distinguen como cristiano? Juan identificó, en su día, las señales de un auténtico cristiano.
a) Si creía que Jesucristo era el Hijo de Dios venido en cuerpo humano.
b) Si obedecía la Palabra de Dios.
c) Si amaba a los hermanos.

2. La Biblia enseña que no es posible tener buena relación con Dios y al mismo tiempo andar en tinieblas; o afirmar ser cristiano y al mismo tiempo desobedecer la Palabra de Dios. Hay quienes afirman ser cristianos, pero no viven como cristianos. ¿Cuáles son algunas prácticas en su vida que se corresponden con las de una persona auténticamente cristiana? El cristiano tiene un estilo de vida diferente al mundo que sigue el sistema anti Dios. Juan exhorta: el que afirma que permanece en él, debe vivir como él vivió (2:6).

Me parece que una buena manera de concluir esta reflexión es con la siguiente oración: “Soberano Dios, Señor del cielo y de la tierra, queremos mantenernos firmes en la convicción que tu Hijo Jesucristo es el único Salvador y Señor de nuestra vida. Queremos proclamar con convicción que en Jesucristo hay respuesta al problema del pecado en cualquiera de sus manifestaciones en la vida humana. Queremos confesar que en Jesucristo hay esperanza. Queremos mantener coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos en medio de un mundo incoherente. Decimos que amamos, ayúdanos a demostrarlo. Ayúdanos, Señor, a mantenernos fieles a tu Palabra en nuestro diario vivir. Te lo pedimos por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador y Señor. ¡A Él sea la Gloria siempre! Amén.”

«DAR VUELTA A MI CORAZÓN»

Todos los presentes en aquella reunión habían tenido un encuentro con Dios. Uno por uno se levantaron y contaron lo que Jesucristo había hecho por ellos. Unos contaban cómo los había liberado de sus vicios, otros contaban cómo había resuelto sus problemas conyugales, y aun otros contaban cómo había suplido sus necesidades materiales. Entre ellos había una ancianita indígena que también quería hablar.

La mujer se levantó y, con marcada dificultad, dijo con el acento de su dialecto indígena: «Yo no sé cómo hablar, pero sí sé lo que siento dentro de mí. Desde que acepté a Cristo en mi vida, es como si Él le ha dado vuelta a mi corazón. Todo es muy diferente. Mis pensamientos son diferentes. Mi vida es diferente. Yo no sé cómo decirlo, excepto que Dios le ha dado vuelta a mi corazón.»

Mientras grandes teólogos se devanan los sesos tratando de definir a Dios, de reducir las enseñanzas de Jesucristo a filosofías humanas y de relegar sus milagros a la esfera de lo común y corriente, esta anciana indígena, sin escuela ni erudición, define la doctrina de la regeneración en una frase que encierra lo que otros han tratado de definir en grandes tomos: vuelta al corazón.

Esta es una magnífica ilustración de la gran diferencia que hay entre la teoría y la experiencia. Una cosa es estudiar religión, y otra es conocer a Dios. Así mismo una cosa es poder dar un florido discurso sobre la vida mística de Jesús de Nazaret, y otra es tener a ese Jesús motivando cada acción de nuestra vida. Si hemos de hallar la paz y la tranquilidad que proceden de haber hallado el verdadero sentido de la vida, lo que necesitamos no es una definición teológica de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad sino tener a Cristo mismo viviendo en nuestro ser.

La definición de la anciana indígena, «vuelta al corazón», es lo que realmente ocurre cuando permitimos que Cristo fije su residencia en nuestro ser. En un tiempo corríamos tras el pecado; ahora corremos tras la justicia divina. En un tiempo arrastrábamos las cadenas del vicio; ahora somos libres como los pájaros. Todo esto está comprendido en las palabras positivas de la anciana indígena. Es, en realidad, lo que significa ser regenerado: vuelta al corazón.

Si no le hemos dado oportunidad a Cristo de que fije su residencia en nuestro corazón, no somos cristianos en el sentido más estricto de la palabra. ¿Somos, de veras, seguidores de Cristo? ¿Hemos permitido que le dé vuelta a nuestro corazón?

martes, 18 de enero de 2011

«¡NO MIRES HACIA ABAJO!»

LA MIRADA SIEMPRE VA AL CIELO, DONDE ESTA JESUS

El ascensor, con veinte mineros de Sudáfrica, comenzó el lento descenso. El fondo de la mina estaba a 1.600 metros de profundidad. A la mitad de la bajada, una falla mecánica paró en seco el ascensor, y los veinte hombres quedaron atrapados. Fue entonces que surgió un héroe.

Mario Cockrell, uno de los mineros, tuvo una idea. Deslizándose por los cables de acero, llagando sus manos, fue guiando, uno por uno, a sus compañeros de trabajo. Eran ochocientos metros de bajada y, para calmar los nervios de los mineros, les decía una sola cosa: «¡No mires hacia abajo! ¡Mira hacia arriba!»

Fue la fortaleza física de Mario Cockrell, su presencia de ánimo, su amor al prójimo, su firme fe en Dios y esa oportuna y sabia recomendación: «¡No mires hacia abajo!» lo que salvó la vida de todos.

Esa es una recomendación que encierra un significado poderoso. Sirve para todas las circunstancias de la vida, buenas o malas, placenteras o desagradables. No hay que mirar hacia abajo. ¡Hay que mirar hacia arriba, siempre hacia arriba!

Si miramos hacia abajo veremos sólo un abismo negro. Veremos el fracaso, la desesperación, la desgracia, el infortunio. Pero si miramos hacia arriba veremos el cielo azul, el sol brillante y —¿por qué no?— a Dios mismo.

Los que miran siempre hacia abajo no ven nada más que sombras, zozobras, peligros, incertidumbres y enemigos. En cambio, los que miran hacia arriba ven luz y colores y cielo y resplandor. Y ven esperanza, seguridad, consuelo y paz.

Por alguna razón bien profunda el apóstol Pablo dice: «Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Colosenses 3:2). Si nos concentramos sólo en la tierra, veremos toda la fealdad de la humanidad caída en pecado. Pero si miramos hacia arriba, y esto con los ojos de la fe, veremos a Dios, y de Él recibiremos el poder de una vida nueva y eterna.

Es cierto que vivimos con los pies pegados a esta tierra. Tenemos que fijarnos en las cosas de acá. Aquí está nuestra familia que debemos cuidar. Aquí está nuestro trabajo que nos da el pan. Aquí están las oportunidades de ser útiles. Con todo, mirar solamente la tierra y desdeñar el cielo es muerte.

Cristo está arriba, en su trono, esperando que miremos hacia Él y que nos arrepintamos. No despreciemos esa dirección vertical. Dios espera que alcemos la vista y miremos en dirección suya. La Biblia dice: «Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano» (Isaías 55:6).

lunes, 17 de enero de 2011

EL TESTIMONIO PERSONAL

«Jesús ... le dijo: "Vete a tu casa, a los de tu familia, y diles todo lo que el Señor ha hecho por ti y cómo te ha tenido compasión." Así que el hombre se fue y se puso a proclamar en Decápolis lo mucho que Jesús había hecho por él. Y toda la gente se quedó asombrada.» (Marcos 5:19,20)

El propósito primordial del Espíritu Santo en la vida del creyente es revestirlo de poder para darles a conocer a los demás la buena noticia de lo que Cristo ha hecho en su vida. «Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hechos 1:8). Cristo les mandó a sus discípulos que fueran por todo el mundo y anunciaran esas buenas nuevas a todos (Marcos 16:15). Cuando nosotros, en calidad de discípulos suyos, damos testimonio personal de Cristo, logramos las cuatro metas siguientes:

1. Cumplir el mandato de Cristo (Mateo 28:18-20)
2. Salvar a otros, arrebatándolos del fuego del infierno (Judas 23)
3. Apresurar la segunda venida de Cristo (Mateo 24:14)
4. Dar la gloria a Dios por lo que Él hizo por nosotros (2 Timoteo 1:8,9)

LA ASISTENCIA A LA IGLESIA

«Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.» (Hebreos 10:24,25)

Tanto para el crecimiento como para el mantenimiento de nuestra vida espiritual, nos urge congregarnos en una iglesia que forma parte del cuerpo de Cristo. Es importantísimo afiliarnos a alguna congregación cristiana y encontrar, tanto en la hermandad cristiana como en los mensajes que allí se predican, fuerza espiritual para nuestro camino. Si insistimos en caminar solos, difícilmente resistiremos, mientras que junto a un cuerpo de creyentes que también ama, sirve y sigue a Cristo, tendremos fuerzas para vencer. En realidad, no es saludable, espiritualmente, asistir a más de una iglesia. Para evitar la confusión, que no proviene de Dios, es mejor pertenecer a una sola iglesia que asistir a varias. A fin de cuentas, hay una sola verdad, y ésta se encuentra en la Palabra del Señor. Es por esa Palabra que debemos guiarnos. Por lo tanto, busque la dirección del Señor en cuanto al mejor lugar posible para congregarse, pidiéndole que se haga su divina voluntad, y cuando visite una nueva iglesia, hágase las siguientes preguntas para determinar si hacerse miembro allí o no:

1. ¿Enseña y practica esa iglesia una doctrina basada por completo en la Biblia?
2. ¿Es una iglesia que se preocupa por el crecimiento espiritual de sus miembros y les ofrece oportunidades de participar en algún ministerio?

LA ORACIÓN QUE JESÚS RECOMIENDA

«Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.» (Lucas 18:1)

Así como mediante la lectura bíblica Dios nos habla a nosotros, mediante la oración nosotros hablamos con Dios y tenemos comunión con Él. Por eso, al igual que la lectura de la Biblia, la oración es una disciplina que debemos practicar a diario. Es importante que consideremos cada ocasión en que nos disponemos a orar como una cita especial a la que por nada del mundo podemos faltar, y cada cita como una nueva oportunidad de pedirle dirección al Espíritu Santo. Lo cierto es que nos conviene orar cuantas veces podamos durante el día. La Biblia nos dice que Cristo apartaba tiempo para orar con frecuencia tanto en público como en privado, y nos insta a hacer lo mismo. «Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar» (Marcos 1:35). Cuando los discípulos le pidieron al Señor que les enseñara a orar, Él les puso como ejemplo el Padrenuestro (Lucas 11:1-4).

Basándonos en ese modelo, le recomendamos que incluya lo siguiente en sus oraciones:

1. Adoración (declararle a Dios lo maravilloso que Él es: puede incluir cantos)
2. Confesión (admitir nuestras faltas conforme el Espíritu nos las revela)
3. Gratitud (agradecerle a Dios sus múltiples beneficios)
4. Petición (personal y por los demás)

LA LECTURA DE LA BÍBLIA

«Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia.» (2 Timoteo 3:16)

La lectura bíblica es esencial para el crecimiento espiritual, ya que el Espíritu Santo nos instruye a través de la Biblia. Sin embargo, en vista de que la Biblia está compuesta de varios libros, es importante seguir un plan de lectura y estudio que nos permita no sólo leerla de principio a fin, sino hacerlo del modo más estimulante para nuestra vida en Cristo. En la actualidad hay varios planes de lectura bíblica que se han elaborado con el fin de ayudarnos a mantener un interés constante en la Biblia, sin aburrirnos ni cansarnos. Estos se encuentran en diferentes Biblias, especialmente en las Biblias de Estudio, y en algunos casos, publicados como folletos. Si usted no dispone de ninguno, tenga la bondad de hacérnoslo saber por escrito, y con gusto le enviaremos un plan de lectura que nosotros mismos hemos elaborado. De usarlo, podrá escoger entre leer el texto completo de la Biblia en un año, para lo cual tendría que disponer de bastante tiempo, o distribuir su lectura en dos o tres o más años si prefiere. Lo que importa es que lea cada día determinados pasajes de la Biblia hasta terminar de leerla, para luego volver a comenzar. Además de escoger un plan de estudio de la Biblia, tome en cuenta las siguientes consideraciones:
1. Aparte un tiempo apropiado para leer (cuando tenga menos interrupciones). Algunas personas separan la primera hora del día; otras separan tiempo al final del día. Lo importante es apartar un espacio de tiempo adecuado.
2. Escoja una versión de la Biblia que no le cueste trabajo entender.
3. Antes de comenzar, ore y pídale al Espíritu Santo su ayuda para comprender y aplicar a su vida lo que va a leer.
4. Haga el esfuerzo de memorizar pasajes enteros, especialmente los que se relacionan con la salvación.
5. Si está a su alcance, use otros recursos literarios y herramientas de estudio para aumentar su conocimiento.

ESCRITURA:
Primera Pedro 1:24-25: “Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre.”

La Biblia es la indiscutible, incorruptible, indestructible e indispensable Palabra de Dios. Nadie puede discutir con ella. Nada puede corromperla, ni destruirla, ni reemplazarla como la fuente de vida. El fallecido Dr. Robert G. Lee, un gran predicador de la generación pasada, dijo lo siguiente referente a la Biblia: “Todos sus enemigos no han podido hacerle ni un hoyo a su santo vestuario, ni robar una flor de su maravilloso jardín, ni diluir la miel de su abundante panal, ni romper una de las mil cuerdas de su arpa, ni ahogar una dulce palabra en tinta pagana.”

Exprésele a Dios cuánto ha cambiado su vida a causa de su Palabra. Reúnase con un grupo de amigos o con su familia para platicar acerca de las formas en que Dios ha ministrado su vida a través de su Palabra. 

¿ AHORA QUE SOY CREYENTE EN CRISTO, QUÉ DEBO HACER?: ANDAR CON Y PARA DIOS

Al ser salvo y nacer de nuevo, usted ha comenzado una nueva vida como seguidor de Cristo.

Los siguientes pasos le ayudarán a crecer y a llegar a ser un fiel hijo de Dios:

1. Lea la Biblia a diario: la Palabra de Dios nos instruye.
2. Ore a diario: al hablar con Dios todos los días, mante-nemos la comunión con Él.
3. Asista a una iglesia: la fraternidad con otros creyentes nos fortalece y edifica.
4. Cada vez que pueda, cuénteles a otros lo que Cristo ha hecho en su vida: el testificar de Cristo afirma nuestra fe y estimula la fe de los demás
¿ Ahora que soy Creyente en Cristo,qué debo hacer ?.
EL ANDAR CON Y PARA DIOS ES EL RESULTADO DE LA OBEDIENCIA.
UN ANDAR UNIDO. Efesios 4:1-16.

“LLAMADOS A UN ANDAR DIGNO”
Y la primera característica que la Biblia nos presenta, acerca de un andar digno se halla dentro de estos primeros dieciséis versículos del cuarto capítulo de Efesios...
    Y si nos fijamos bien, el común denominador aquí es “La Unidad”. Dios no quiere que solo nos reunamos, Él nos quiere en intima comunión.
      Esta es la manera que Él ha diseñado su cuerpo, para que todos los miembros trabajemos unidos. Mostrando así, todo lo que a la unidad le implica llámese: Paciencia, Longanimidad, Perdón, Paz, Armonía, Restauración, Cuidado, Convivencia, Ánimo, Enseñanza, etc... Es a estas cosas a la que debemos estar solícitos en guardar.
Todo lo demás que no contribuya a esta unidad debe ser desechado del cuerpo... pero es importante notar que el motor que hace posible todo esto es lo que el mismo escritor llamaría en otra epístola: "el vínculo perfecto", que es el amor. (Col 3:14; Ef.4:16d) ... la pregunta sería ¿Qué hay en tu vida que no te permite desarrollar la unidad con los demás, y que por lo tanto es algo que debes sacar de ti? ¿Qué estás haciendo por propiciar la paz y la unidad entre los demás miembros?.

El estar Solicito a “Guardar la Unidad” implica algunas cosas de Aplicación práctica, como consejos para ayudarnos:
Debemos estar dispuestos a buscar y mantener la paz con todos, dispuestos a dar y pedir perdón, dispuestos a la reconciliación, a ser humildes, y a todo lo que tenga que ver con nuestra responsabilidad de estar bien con los demás.
Debemos estar dispuestos a ser pacificadores, mediadores y reconciliadores. Propiciando la paz y unidad entre los otros siempre.
Debemos en todo momento mantener sensibilidad en recordar nuestro punto de Adoración. Nuestro Dios es Uno, [Un Señor, Una fe, Un Bautismo, Un mismo Padre de Todos..] Entonces nuestra Unidad es Exaltación al Padre.
Debemos estar dispuestos a Usar nuestros dones espirituales para la edificación en amor de todo el cuerpo, fortaleciendo así el crecimiento en amor.
Estos principios se han extraído de los primeros 16 versos del capítulo cuatro de Efesios, aquí les dejo el bosquejo para un mayor entendimiento y estudio personal:
I. UN ANDAR UNIDO. [Ef. 4:1-16]
     A. Con toda humildad y mansedumbre,v2a

     B. Soportando a los demás con paciencia,v2b

     C. Solícitos en guardar la unidad del Espíritu, v3a

En el vínculo de la paz. v3b
Un cuerpo, y un Espíritu. v4a
Una misma esperanza. v4b
Un Señor, una fe, un bautismo. v5
Un Dios y Padre de todo. v6
    D. Perfeccionando los dones,v.7-11

Para la obra del ministerio. v12a
Para la edificación del cuerpo. v12b
Para llegar a la unidad de la fe. v13a
Para llegar a un varón perfecto. v13b
Para dejar de ser niños fluctuantes. v.14
     E. Siguiendo la verdad en amor,v.15a

Crezcamos en torno a la cabeza, que es Cristo. v15b
Crezcamos todo el cuerpo bien concertado y unido. v16a
Crezcamos con todos los miembros ayudándose entre si. v16b
Crezcamos cada uno cumpliendo su propia actividad. v16c
Crezcamos edificándonos en amor. v16d.
NOTA: si somos un cuerpo, la manera en que debemos andar es: en unidad, en armonía y coordinación, ayudándonos y edificándonos unos a otros en amor.
YA NO HAY ARGUMENTOS PARA DEJAR DE PROPICIAR LA UNIDAD EN EL CUERPO.
UN ANDAR RENOVADO Efesios 4:17-32.
¿Dormirías con la ropa con la que hiciste deporte? ¿Irías a una cena elegante en público con la ropa de trabajo? ¿Saldrías a correr con la ropa de gala? Lo que trato de hacerte ver es que para cada actividad especial hay una forma de vestir especial…
…Pablo inicia este llamado con el siguiente mandato:
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente…” Ef. 4:17
Aquí “lo otros gentiles” son los incrédulos. Luego, si hay una forma de andar, un estilo de vida, o una conducta específica que sea propia de los incrédulos, es una vestimenta que pertenece a nuestra vida pasada, y nada tiene que ver con nuestra profesión actual.
¿Cuál entonces debería ser nuestra vestimenta ideal?.
”En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,  y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y VESTÍOS del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y Santidad de la verdad” Efesios 4:22.
Lo primero que tiene que entender el cristiano es que, entre tanto no se despoje de la vieja vestimenta, no podrá vestirse de la nueva. Esto es lo que llamamos “el principio del reemplazo”.
Y aquí en este pasaje de Efesios hay algunas maneras prácticas, acerca de cosas viejas que deberíamos reemplazar:
La MENTIRA por la justicia y santidad de la VERDAD. (Ef. 4:24-25)
La IRA y el ENOJO por la MISERICORDIA. (Ef. 4:26,31 y 32)
El HURTO por el TRABAJO, (Ef. 4:28).
Las PALABRAS CORROMPIDAS por la EDIFICACIÓN, (Ef. 4:29,30).
Estos son mandatos directos al creyente que forma parte del cuerpo de Cristo, ya que está llamado a Edificar el Templo Santo del Señor (Ef.2:20-22), es su responsabilidad hacerlo.. Dios no nos pediría o mandaría algo que supiera que no lo podríamos hacer.
“NO HAY ARGUMENTOS QUE VALGAN PARA NO DEJAR NUESTROS ANTIGUOS HÁBITOS”.
UN ANDAR DE AMOR. Efesios 5:1-7.
Se ha dicho muchas  veces que “hacer una cosa sin amor” es lo mismo que “hacer nada”, y nada más cerca de la  verdad que aquello.
 Dios quiere que todo nuestro andar práctico, las obras que hacemos, los pensamientos que tengamos, las actitudes que demostremos, el sacrificio que otorguemos, absolutamente todo sea movido por el motor excelente y el vínculo perfecto que es “su amor” … no nuestro amor,  sino “su amor”.
Es interesante ver la manera que inicia el capítulo cinco de Efesios, lo primero que resalta es un imperativo:
“sed imitadores de Dios” entendamos que no se está refiriendo a la persona de Dios en toda su magnitud, sino que, se está haciendo un llamando a imitar a Dios en su amor práctico.
y…  ¿Cómo es el amor práctico de Dios?.
UN AMOR DE INICIATIVAS. [Ef. 5:1-2a].
En primer lugar, tomemos en cuenta lo siguiente: “Dios nos amó primero”  el verso dice: “…como hijos amados, y andar en amor como también Cristo nos amó” [Ef. 5:1b].
Oh! cuando miramos el amor de Cristo derramado en nuestras vidas es casi imposible no quebrantarnos. Toda nuestra deuda está pagada debido a su gran amor por nosotros, y esto sin que nosotros lo hayamos buscado primero. Cuando amamos de esta manera estamos demostrando que hemos sido amados así, y al demostrar aquello, estamos exponiendo el nombre del Señor y su amor por todo lo alto.
El hecho de ver que “Dios nos amó primero” (1Jn 4:19) nos hace notar que el amor de Dios es uno que toma la iniciativa. Dice la Biblia; que él estuvo en la cruz reconciliándonos consigo mismo, entonces el amor de Dios no es uno que se sienta a esperar a ver que vengan a pedirle perdón o a buscar reconciliación. si no, es uno que para todo, siempre toma la iniciativa.
Si han sido cuidadosos en su lectura bíblica, se habrán dado cuenta que cuando Dios da un mandamiento él ha sido el primero en someterse a dicho mandamiento. De manera que, ahora Dios hace la demanda a sus hijos: “Y ANDAD EN AMOR.. Como también Cristo nos amó” [Ef.5:2a] Porque Él ha sido el primero en amar y demostrarlo con hechos: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…” [Jn.3:16] Ahora lo siguiente es más impactante: Recordemos que Cristo nos amó cuando éramos sus enemigos. Ya entendemos porque nos manda también amar, aún a quienes se constituyen enemigos nuestros.
UN AMOR SACRIFICIAL.
Lo segundo que debemos notar del amor de Dios es que este es un “amor sacrificial” No hay que ahondar mucho para darnos cuenta de esta verdad, el mismo verso dice: “..Como también Cristo nos amó, y se entregó a si mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios..” Muchas veces hemos oído que el amor verdadero es aquel que da sin esperar recibir nada a cambio” pero ¿Qué es aquello que se tiene que dar? bueno el texto es específico: “y se entregó así mismo por nosotros” ¿Cuál es el estándar del amor? pues “amar como Cristo nos amó” Esa es la medida en que debemos entregar el amor de Dios que ha sido derramado en nosotros. pensar en esto es impactante, recordemos que cuando Cristo estaba en la cruz no lo hacía solo por aquellos que estábamos “separados” de él, sino más bien por aquellos que éramos “contrarios” a él, éramos sus enemigos…
Ahora díganme: ¿Qué persona será más enemiga de usted que lo que nosotros éramos de Cristo para no dar la vida por ella? ¿Hasta cuándo dejaremos de amar solo a aquellos que nos aman? ¿Qué argumentos pondremos para evitar amar con el amor de Cristo?.
Recordemos: sin amor de Dios en nuestro caminar diario y con todas las personas por igual, jamás podremos andar en vida renovada, ni en unidad. Y el resultado: la obra de Dios no andará de acuerdo al Señor de la obra.
Aquí el Bosquejo:
I. UNA ANDAR DE AMOR. [Ef.5:1-6]
       A. La demanda:
             1. Sed Imitadores de Dios en su amor. (v.1)
             2. Andad en Amor. (v.2a)
       B. La manera de andar en amor:
             1. Como también Cristo nos amó. (v.2)
                 * Su Iniciativa: nos amó
                 * Su Acción: se entregó
                 * Su Valor: en olor fragante
             2. No como el mundo. (v.3-6)
                 * Fornicación. Amor al placer.
                 * Inmundicia. Impureza en el amor
                 * Avaricia. Amor a lo material.
“En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”1 Juan 3:16.


¿ CUÁNDO Y DÓNDE SE PUEDE RECIBIR LA SALVACIÓN?

La salvación se puede recibir a cualquier hora y en cualquier lugar. Ahora mismo, si usted lo desea, puede hacerlo mediante una oración en la que emplea la fe que Dios ya le ha dado. Al orar, tome los siguientes pasos:

1. Reconozca que es pecador (confesión de pecados)
2. Pídale perdón a Dios por haberlo ofendido (arrepentimiento)
3. Declare con sus labios que Cristo es el Hijo de Dios que murió y resucitó al tercer día para salvarnos (profesión de fe para salvación)
4. Entréguele el control de su vida a Cristo (compromiso personal de vivir para Cristo).
Al hacer las paces con Dios y recibir a Cristo como su Salvador, las demás dificultades se solucionarán más fácilmente porque Dios le va a cambiar completamente. La Biblia dice que el creyente en Cristo deja de ser el mismo de antes y se convierte en una persona totalmente diferente. Disfruta de una paz profunda y comienza a amar a otros y a aceptarse a sí mismo. ¡Y surge una nueva vida! «Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!» (2 Corintios 5:17).

Si usted hizo esta oración, ¡felicitaciones y bienvenido a la familia de Dios! Si aún no la ha hecho, tenga por seguro que Dios seguirá poniendo de su parte para atraerle a la salvación. Hágale caso. La decisión que usted tome afectará su vida por toda la eternidad. «Nosotros, colaboradores de Dios, les rogamos que no reciban su gracia en vano. Porque él dice: "En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé." Les digo que éste es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!» (2 Corintios 6:1,2)

¿ PARA QUIÉN ES LA SALVACIÓN Y CÓMO SE OBTIENE ?

La salvación es para todos y se obtiene creyendo en el Hijo de Dios y aceptándolo como Salvador. «Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios…. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo» (Romanos 3:22,23;10:8-10). «Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida» (1 Juan 5:11,12).

Dios ama a todo pecador y no quiere que ninguno se pierda, pero debido a que es santo, Él odia el pecado. Por eso envió a su Hijo Jesucristo para salvar, cambiar y dar un nuevo corazón a los que le invitan a ser su Salvador personal. «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16).

¿ QUÉ ES LA SALVACIÓN ?

La salvación consiste en pasar de muerte espiritual a vida eterna. «Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida» (Juan 5:24). «Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Romanos 6:23).

El gran problema en el mundo es el pecado o la desobediencia a las leyes de Dios. El pecado nos separa de Dios, y sin Él, nos metemos cada vez más profundo en el pantano de la miseria, la confusión y la perdición. Dios ha decretado que la paga del pecado es la muerte espiritual eterna.

sábado, 15 de enero de 2011

UNA, DOS, TRES, ¡BASTA! DE PECAR.

UNA, DOS, TRES, ¡BASTA! DE PECAR.

Fue algo relativamente leve: un pequeño robo de treinta y siete dólares. La policía y el sistema judicial lo calificaron de «robo de segundo grado». No hubo amenazas, ni hubo violencia ni sangre: sólo el arrebato de una billetera de un desprevenido transeúnte.

Sin embargo, era la tercera vez que el hombre había sido convicto de robo. Y según la ley de su país, al que comete tres veces el mismo delito lo encierran en la cárcel de por vida. Por eso condenaron a cadena perpetua a Paul Rivers, de veintiséis años de edad.

De ser primera vez, Rivers hubiera recibido, a lo sumo, una pena de un año. Tal vez aun podría salir libre bajo palabra. Pero era la tercera vez, y eso agraviaba triplemente el delito.

No nos corresponde a nosotros juzgar si una u otra ley de cualquier país es, o no, justa, pero este caso nos lleva a una reflexión espiritual. ¿Tendrá Dios, así mismo, límites en su trato con el hombre? ¿Qué hará Dios con los que no se contentan con pecar tres veces sino muchas más? ¿Hasta cuándo tolerará a los que mienten una y otra vez? ¿Qué de la lengua difamadora que en el transcurso de una vida vierte miles de calumnias? ¿Hasta dónde alcanzará la paciencia de Dios con el adúltero que continuamente repite su infidelidad? ¿Qué del hipócrita, del engañador, del ladrón, del homicida, en fin, del pecador que constantemente quebranta las leyes de Dios?

Dios es en extremo paciente, y quiere que todos los hombres se arrepientan (2 Pedro 3:9). Él siempre extenderá su perdón y su gracia, pero el pecador contumaz, aquel a quien poco le importa si altera o no su comportamiento, termina agotando la paciencia del Creador. Dios, dice la Biblia, no soportará al hombre para siempre (Génesis 6:3).

El sabio Salomón añade: «El que es reacio a las reprensiones será destruido de repente y sin remedio» (Proverbios 29:1). Dios es muy paciente, pero es peligroso poner a prueba su paciencia.

La única vía segura es arrepentirnos, sincera y profundamente, al sentir ese golpe de conciencia, y pedir, humildemente, perdón por nuestros pecados.

No hay duda de que Dios siempre está dispuesto a perdonar. Pero al pecador perdonado le advierte que no vuelva a pecar (Juan 8:11). Ser perdonado, y abandonar para siempre el pecado, es la clave salvadora.

ROMANOS 6:1-14

Muertos al pecado

1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. 11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. 12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

viernes, 7 de enero de 2011

SIETE BENEFICIOS QUE OBTENDRÁS AL LEER LA BIBLIA-SALMO 119

1. La Biblia te mantendrá alejado del pecado.
v11 En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.

2. La Biblia quitará tus cargas.
v28 Se deshace mi alma de ansiedad; Susténtame según tu palabra.

3. La Biblia guiará tus pasos.
v105 Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.

4. La Biblia te traerá gozo.
v111 Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón.

5. La Biblia te guiará a la sabiduría.
v130 La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.

6. La Biblia te dará paz.
v165 Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.

7. La Biblia te traerá de vuelta a Dios.
v176 Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.

ESCRITURA:
Primera Pedro 1:24-25: “Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre.”

La Biblia es la indiscutible, incorruptible, indestructible e indispensable Palabra de Dios. Nadie puede discutir con ella. Nada puede corromperla, ni destruirla, ni reemplazarla como la fuente de vida. El fallecido Dr. Robert G. Lee, un gran predicador de la generación pasada, dijo lo siguiente referente a la Biblia: “Todos sus enemigos no han podido hacerle ni un hoyo a su santo vestuario, ni robar una flor de su maravilloso jardín, ni diluir la miel de su abundante panal, ni romper una de las mil cuerdas de su arpa, ni ahogar una dulce palabra en tinta pagana.”

Exprésele a Dios cuánto ha cambiado su vida a causa de su Palabra. Reúnase con un grupo de amigos o con su familia para platicar acerca de las formas en que Dios ha ministrado su vida a través de su Palabra. 

miércoles, 5 de enero de 2011

¿CÓMO TENER PROPÓSITOS QUE AGRADEN A DIO ?

Sal 37:4 Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Este es otro de los versículos favoritos de los profetas de la prosperidad. Es conveniente analizarlo ahora para que entendamos de una vez qué nos dice el Señor mediante estas palabras. Evidentemente no se habla aquí de los congregantes que el domingo, mientras cantan en la congregación, se gozan con la música que escuchan; interpretación sumamente extendida y claramente errónea.

Maleable…El vocablo ¨deléitate¨ se traduce del hebreo anág que significa ser maleable. La maleabilidad es la característica que metales como el oro tienen de ser transformados, amoldados y trabajados sin que se rompan, gracias a lo cual el artesano les puede dar la forma que desea.

Aplicado este concepto a la vida cristiana, quien se deleita en el Señor es maleable, dócil, suave, fácil de moldear, no se resiste a la formación y no se rompe, no se cuartea ni se desdibuja mientras Dios trabaja con él para formarlo a la imagen de Cristo Jesús.

Sal 138:8 Jehová cumplirá su propósito en mí.

Que quede claro: Dios va a cumplir Sus deseos, Sus planes y Sus propósitos en mí. Te preguntarás: ¿y mis planes, Señor? Yo diría que si no son los planes de Dios… ¡deberías irte despidiendo de ellos!

San Pablo lo dice así :

Rom 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

En resumen, un verdadero discípulo se deja moldear por el Señor –se deleita- para que Él cumpla sus propósitos, sus deseos y sus planes. Es entonces cuando Dios nos forma a su imagen y nuestro corazón se funde con el suyo, se vuelve uno con Él… así que nuestros deseos ahora son los suyos. ¡Estos son los deseos de nuestro corazón que Dios prometió concedernos: los Suyos, pues moldeados por Él ya no hay lugar para nuestros propios intereses! ¡Gloria a Dios!

¿Decepcionado? Piensa entonces seriamente dónde estás plantado, pues un verdadero hijo de Dios no debería estarlo, dado que quienes creemos en Él entendemos que Sus deseos son, con mucho, mejores que los nuestros, y que los nuestros tienden a ser superficiales, vacíos, terrenales, insensatos.

Entonces son ¿Mis propósitos de año nuevo… o Sus propósitos para mí en este año que inicia?

Ahora podemos decir como el salmista:

Sal 38:6-9 Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día. Porque mis lomos están llenos de ardor, y nada hay sano en mi carne. Estoy debilitado y molido en gran manera; gimo a causa de la conmoción de mi corazón. Señor, delante de ti están todos mis deseos, y mi suspiro no te es oculto.

Sal 73:21-25 Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

Sal 145:18-19 Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.

Termino con una breve historia.

Ser más como Cristo…Se cuenta de un hombre que preguntó a un estudiante qué era lo que más deseaba en la vida. Éste le contestó: “libros, salud y silencio para estudiar”. Luego el hombre le hizo la misma pregunta a un usurero prestamista, que le contestó : “Dinero, dinero y más dinero”. Más tarde preguntó lo mismo a un hombre pobre, que sin vacilar respondió: “Pan, pan, pan”. Después encontró a un ebrio que también opinó: “Licor, licor, licor”. Luego, dirigiéndose a una multitud que festejaba el año nuevo preguntó lo mismo, y respondieron todos a una: “Riqueza, fama, placeres”. Desilusionado por tantas respuestas vanas, vacías y superficiales, el hombre le preguntó a un anciano que tenía fama de ser un hombre bueno, qué era lo que más deseaba en la vida. El anciano respondió con calma y con dulzura: “Amar profundamente a Cristo, parecerme más a Cristo y ser más como Cristo”.

Hay de deseos a deseos: unos son terrenales, vanos, temporales y vacíos, otros trascienden a la eternidad.

Entonces, ¿me haré propósitos de año nuevo… o dejaré que Dios cumpla sus propósitos en mí en este año que comienza?

LA NATURALEZA HUMANA DESEA LO TERRENAL Y LO CARNAL.

San Pablo nos instruye:

Rom 13:14 … vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.

Es decir:

1Pe 1:14 como hijos obedientes, no os conforméis (no se amolden) a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia.

1Pe 2:11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma.

La versión PDT (Palabra de Dios para Todos) de este texto dice:

1Pe 2:11 Queridos hermanos, ustedes son como extranjeros y forasteros en esta sociedad. Por eso les ruego que luchen para no complacer aquellos deseos humanos que van en contra de su nueva vida.

El apóstol Juan lo dice de esta manera en la versión PDT:

1Jn 2:15-17. No sigan amando al mundo ni a lo que hay en él. Si alguno ama al mundo es porque no tiene el amor del Padre. Esto es lo malo del mundo:
desear cosas sólo por complacer nuestras malas pasiones; dejarnos atraer por lo malo que vemos y sentirnos orgullosos de las cosas que tenemos. Pero nada de eso viene del Padre, sino del mundo. El mundo está llegando a su fin junto con los deseos que hay en él; pero el que hace lo que Dios quiere, vive para siempre.

Nuestro corazón nos puede engañar haciéndonos desear impuramente cosas que no son malas en sí mismas. En otras palabras, se pueden desear cosas de buen nombre y de noble estima pero con motivaciones equivocadas como la satisfacción del ego, la carne y el orgullo. Por poner un ejemplo, un pastor puede desear tener una iglesia grande, lo cual en sí mismo no es malo, pero si este deseo tiene como objetivo satisfacer su ambición, obtener reconocimiento, ensanchar su orgullo, adquirir prestigio y fama, su visión es pecaminosa delante de Dios.

La tentación del aplauso…Un ejemplo de ello es el llamado G12, organización que motivó –sedujo- a muchos líderes a enfrascarse en la búsqueda de un crecimiento explosivo que sólo les condujo a la ruina, producto de la mente carnal de un solo hombre. Lo mismo sucede cuando un líder ama más “la visión que Dios le dio” o “su” ministerio que al Señor mismo. Tristemente no son pocos los que tratan a toda costa de que su trabajo entre los cristianos sea próspero y exitoso para su gloria personal, “convenientemente” disfrazada de trabajo “para la gloria de Dios”.

Otro ejemplo es el del falso evangelio de la prosperidad, que ha despertado deseos malsanos y lujuriosos en la vida de muchos creyentes que llegan a afirmar, incluso, que Cristo murió en la cruz para prosperarles en todo, para hacerles ricos, para procurarles comodidades. Incluso citan repetidamente esta palabra:

3Jn 1:2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

Revisar esta misma enseñanza en diferentes versiones de la Biblia deja muy claro su verdadero significado, claramente lejano a la mera prosperidad financiera:

3Jn 1:2
(BAD) Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente.

(BLS) Amado hermano, le ruego a Dios que te encuentres muy bien, y también le pido que te vaya bien en todo lo que hagas, y que tengas buena salud.

(BJ) Pido, querido, en mis oraciones que vayas bien en todo como va bien tu alma y que goces de salud.

(Versión Jünemann) Amado, en todo oro que avances y bien estés, tal como avanza tu alma.

(LBLA) Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud.

(NVI) Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente.

(PDT) Querido hermano: le pido a Dios que te vaya bien en todo y que tengas buena salud física, así como la tienes espiritualmente.

¿ MIS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO ?

Sal 20:4 Te dé conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo. (Reina-Valera 60)

Sal 20:4 Que te conceda Dios lo que tu corazón desea; que haga que se cumplan todos tus planes.(BAD, La Biblia al Día)

Un año más…Ha iniciado un nuevo año y las personas se plantean metas y objetivos. Decidirse a reducir tallas, a vivir más sanamente, a dejar hábitos dañinos, todo es parte del ritual de plantearse “buenos propósitos de año nuevo”. Le invito a que revisemos esta práctica.

La RAE define “propósito” como:
1.- El ánimo , la intención (el deseo, el anhelo) de hacer o de no hacer algo .
2.- Cosa que se pretende (se desea) conseguir.

Cualquier persona puede plantearse propósitos, intenciones y deseos, intentar conseguir metas y planes, todo lo cual es válido. La pregunta es: ¿nuestros deseos, planes y propósitos están de acuerdo con la voluntad de Dios? ¿Cuál es el origen de mis metas y objetivos? ¿Provienen de mi carne, de mi ego, de mi Yo? ¿Vendrán de mi ambición, de mi codicia o de mis deseos puramente terrenales? ¡Todo creyente debería responder a esas preguntas a la luz de la Palabra de Dios!

Tal vez el mayor cuidado que deberíamos tener respecto a nuestros deseos, consista en evitar que éstos sean motivados por la CODICIA. ¿Qué es la codicia? Es desear con ansia, con vehemencia, obtener riquezas o cualquier tipo de posesiones materiales. Al respecto, la Biblia nos advierte:

Exo 20:17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

No se cansa el ojo de ver…Desear de forma desmedida, vehementemente o con lujuria alguna cosa o incluso alguna persona es, sin duda, un mal deseo.

Incluso ocurre que las personas violentan las leyes terrenales y la Palabra de Dios con tal de alcanzar sus metas y cumplir sus deseos.

La Biblia insiste:

Pro 6:25 No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos.

Evidentemente es normal que un hombre desee casarse con una mujer que le gusta, que le parece hermosa; pero dejarse llevar por el deseo sexual que provoca la hermosura, es un gran error.

Pro 31:30 Engañoso es el encanto y pasajera la belleza.

Otro deseo natural y de buen nombre es poseer una casa dónde vivir. Pero la Palabra marca claros límites al respecto:

Miq 2:2 Codician campos, y se apropian de ellos; casas, y de ellas se adueñan.

Codiciar una propiedad, desearla desmedidamente, puede ser piedra de tropiezo en nuestra vida espiritual. Un deseo de semejante naturaleza nos empuja con fuerza hacia el pecado.

Hab 2:9 ¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa!

Es igualmente normal desear cosas para acondicionar la casa, pero éstas deben ser ganadas de forma honesta. El afán desmedido y la codicia nos conducen a tratar de obtener las cosas de manera fraudulenta, aceptando cohecho, robando o hasta endeudándonos fuera de las posibilidades reales de pago. Las cosas en sí mismas, según se ve, no son malas. Incluso ni siquiera es malo desearlas, pero es terrible darle lugar a la codicia, al afán por obtenerlas.

Huid de la fornicación…Incluso la codicia que no ha producido aún su fruto de maldad es ya un pecado:

Mat 5:28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

Dios nos dio impulsos sexuales, pero es contra Dios usarlos fuera del marco del matrimonio. La codicia sexual puede, fácilmente, hacernos perder el control. Entonces somos nosotros quienes vivimos bajo el control de tales impulsos. Hombres como David o Sansón pagaron un alto precio por dejarse dominar por sus deseos sexuales.

Y finalmente, en la cima de las aspiraciones terrenales, el dinero, que ciertamente sirve para todo pero que puede despertar la codicia:

1Ti 6:10 Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

El amor al dinero se considera un deseo insano que nos puede desviar de los caminos de Dios y que al final nos llena de dolor y de amargura. ¡Cuántos cristianos, cuántos ministros, cuántos cantantes cristianos se han dejado seducir por el dinero y prostituyen los dones y los talentos que Dios les dio! ¡El dolor y la amargura, un día, harán presa de ellos!, pues está escrito: “su pecado los alcanzará”.

martes, 4 de enero de 2011

LA BÍBLIA: UN MAPA PARA LLEGAR A LO MEJOR..

Les dejo más textos sobre ¨lo mejor¨. Hay aún más, por lo que entiendo que un estudiante serio de la Biblia -y todo verdadero discípulo debería serlo- está capacitado para saber qué es lo mejor.

Pro 17:1 Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones.

Pro 19:22 Contentamiento es a los hombres hacer misericordia; pero mejor es el pobre que el mentiroso.

Pro 21:9 Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa.

Pro 21:19 Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda.

Pro 28:6 Mejor es el pobre que camina en su integridad, que el de perversos caminos y rico.

Ecl 4:9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.

Ecl 5:5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.

Ecl 7:2 Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón.

Ecl 7:3 Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.

Ecl 7:8 Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu.

Ecl 9:16 Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.

Mat 5:29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

1Co 7:9 pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.

Fil 1:10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo.

Fil 1:23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor.

1Pe 3:17 Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.

Así pues, de todo corazón y ahora que lo hemos entendido, te deseo lo mejor.

¿QUIÉN AMA DE VERDAD ?

Hace unos días alerté a una persona sobre ciertas doctrinas destructoras que han entrado a la iglesia, pero ésta no recibió la reprensión sino que me acusó de que ‘no amo a mi ciudad’. Terminé por enviarle una ilustración que alguien me compartió y que ahora comparto también contigo:

¿Quién Ama de Verdad?

Esta fue la conversación que tuvieron tres amigos, antes de aquel día fatal.

Cristian: ¿Cómo estás? Oye, ¿qué haces con eso?
Jorge: Estoy jugando con esta pelota que me encontré detrás del árbol.
Cristian: Pero, ¿estás loco? ¿Cómo se te ocurre? ¡Eso es una bomba! Déjala ya antes de que estalle y mueras.
Jorge: Tú siempre con lo mismo… ¿no ves que esto es una bola para mí? ¿Por qué no me puedes dejar en paz?
Brian: ¡Hey, Jorge! ¡Qué linda bola encontraste! Espero que disfrutes tu juego.
Cristian: Pero Brian, ¿no ves que no es una bola? Dile que si no deja eso ahora mismo va a morir.
Brian: Cristian, tú siempre igual. No has cambiado nada. ¿Qué te cuesta entender que Jorge tiene el derecho de pensar que eso es una bola? ¿Por qué todo tiene que ser como tú dices?
Cristian: Pero no es como yo digo… ¡es la realidad!
Jorge: Cristian… ¡déjanos en paz!
Brian: Sí, deja a Jorge tranquilo. Él tiene tantos derechos como tú, por lo que puede jugar con lo que a él le plazca.
Cristian: Pero, Jorge… ¡no quiero que mueras! ¿No ves que el pensar que esa granada es una bola te va a matar?
Brian: Jorge, no le hagas caso. El no te ama ni te entiende. Yo si te entiendo, y entiendo tus libertades. Piensa lo que quieras… ¡sigue jugando!
Jorge: Brian, ¿quieres jugar conmigo? Mmm… mira, tengo que irme rápido a una reunión, pero me encanta saber lo mucho que disfrutas tu juego. ¡Continúa así!
Cristian: Jorge, ¿no ves que él no te ama?
Jorge: ¡Claro que me ama! ¡Él me comprende!
Cristian: Te lo ruego, ¡deja eso ya!

Eso fue lo que ocurrió en ese día fatal. Les dejo a ustedes la respuesta a la pregunta: ¿quién amó de verdad a Jorge… el que dice mentiras que destruyen, o el que dice la verdad aunque esta ofenda y confronte? ¿Qué es mejor?

¿Cómo estás entendiendo lo que es mejor? ¿Juzgas conforme a lo que tú piensas o conforme a lo que dice Dios?

NUESTRA IGLESIA HOY

Bien convendría, por otra parte, que consideraran todo esto aquellas personas que hoy se sienten abatidas porque se han quedado sin dinero para la tradicional cena de fin de año:

Pro 15:16-17 Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación. Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio.

¡Entiendan por favor lo que Dios dice sobre qué es lo mejor!

Ahora veamos este proverbio:

Pro 16:32 Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.

La versión PDT dice:

Pro 16:32 Es mejor ser paciente que ser soldado fuerte y es mejor dominar la ira que dominar toda una ciudad.

Hoy en día algunos se pasan la vida haciendo ¨guerra espiritual¨ y, al mismo tiempo, maltratando a sus esposas, hijos, vecinos y hermanos, no dominan sus pasiones y concupiscencias, no tienen dominio de sí mismos. ¿Quieren de verdad tomar una ciudad para Cristo como pregonan? Lo mejor que pueden hacer en esa pretendida guerra es controlar sus reacciones violentas y su enojo súbito ante aquello que les frustra.

Hasta aquí alguien podría estarse preguntando: ¿y es mejor la crítica y la reprensión que llevar ‘la fiesta en paz’ al interior de la iglesia? La propia Biblia provee respuestas al respecto.

Pro 27:5-6 Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto. Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece.

La versión PDT dice:

Pro 27:5-6 La crítica abierta es mejor que el amor escondido. Más digno de confianza es el amigo que hiere que el enemigo que besa.NUESTRA IGLESIA HOY